No sé que me pasó, ni sé en que momento empecé a perder el control, pero sentía que iba a decir algo de lo que me arrepentiría siempre. Algo que no sentía, algo como que no tenias por que aguantar mi distancia. Algo como que podías irte, que nada valía la pena.
Pero no quería que te fueras, no soportaba la idea de que te fueras.
Esas palabras eran solo fruto de mi frustración, no de mi corazón.
Frustración porque ponía una distancia entre nosotras que para nada deseaba que estuviera. Porque no era capaz de dejar fluir todo eso que sentía, abrazarte siempre que me apetecía, besarte cuando me lo pedía el corazón.
¿Como podía haber enterrado mis pies en cemento para no permitirme volar? ¿en que momento me prohibí subir allí arriba, contigo? ¿y por que?
Demasiadas preguntas bombardeando mi alma sin tregua...
Por eso me fui, de repente, sin pensar en como te dejaba al desaparecer de golpe.
Hasta que me dí cuenta de que había sido una completa imbécil, y que tal vez no debería haberme ido así, que quizás había sido peor el remedio que la enfermedad, y que seguramente era demasiado tarde...
Perdóname por ser así...
Te necesito...